martes, 24 de noviembre de 2009

Currelo

Es una putada tener que levantarte todas las mañanas para ir a currar, sobretodo si tu único aliciente en la vida es simplemente sobrevivir. Pero bueno, es lo que hay. La putada sería no tener currer porque entonces, incluso sobrevivir resultaría una pesada carga. Se avecinan cambios en el curre y, ahora, más que nunca, deseo ansiosa que lleguen cuanto antes. Espero que el cambio no suponga un despido, que sería la peor de las situaciones pero, en principio, solamente conllevaría un cambio de ubicación. Y es que, ahora, pienso en las veces que tuve que tragar saliva para mantenerme en donde estoy y, en fin ... quiero irme de allí cuanto antes. Me siento como si me estuviese divorciando, del tipo de trabajo que hago, de los trepas que se te ponen delante cuando les interesa, de las capullas que aparecen con nuevos proyectos en los que se menosprecia tu trabajo para firmar contratos millonarios, de los cabrones que te ponen de escudos cuando no quieren dar la cara y te lo quitan cuando el problema es fácil para ponerse medallas, de los compañeros que buscan la mínima para vacilarte durante años... Puede que llegue un momento en mi vida, en el que eche de menos todo esto pero, lo que es ahora mismo ... Pienso en todos estos años y el balance no es muy positivo que digamos. Cierto es que mi trabajo me permite cierta flexibilidad y que en los momentos de relax me dedico a no hacer absolutamente nada, lo cual es más díficil de lo que parece pero que, con el paso de los años aprendes a llenar estos huecos. Dice el refrán que "cabalo vello, non colle trote", por lo que, igual después de estar acostumbrada a épocas de no parar seguida de épocas de ningunear, me resulta muy díficil seguir un ritmo de trabajo constante pero, aún así, deseo el cambio. Creo que no me unen lazos afectivos con ninguno de mis compañeros, y eso que alardean de que nos llevamos bien, pero, en realidad, sólo es una farsa. Y, ahora que me siento como si empezase a divorciarme, me gustaría decirle a algún que otro: eres un cabrón, porque aunque me tomases por una inocente, no me chupo el dedo, simplemente represento un papel, o sea, que esa supuesta inocencia te la metes por el culo. Sólo espero no pensar en un fúturo, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Lo ideal sería que mis nuevos compañeros fuesen personas normales y realmente mis amigos. Los actuales, después de tanto tiempo, ya nada pueden hacer para serlo. Y como anecdota, ya no tengo que preocuparme por como decirles el secreto que guardo desde hace cinco años, si es que en algún momento sale a la luz.

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