sábado, 28 de noviembre de 2009

Locuras cotidianas

Hacía muchos años que quería hacerlo, pero el miedo me vencía. Muchas veces salí de casa con destino al territorio del enemigo, esperando verlo, esperando decir ... Y recorrí calles buscando pero cuando lo tenía delante, el miedo me paralizaba. Ayer lo hice, dije lo que quería decir. La respuesta, la esperada ... vai a merda, nena. La mejor de las respuestas. Ahora, ya no tendré nunca más ese deseo, ya está satisfecho, lo único importante para mí era decirlo. Miedo, miedo, miedo... Parece increible que al final, todo se reduzca a miedo. Miedo que te corroe, que te paraliza, que te absorbe, que te come, que no te deja ni pensar, que te inhibe los deseos ... Negra sombra, que me asombras ... espero que éste sea, por fin, el final de mi tortura.

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