miércoles, 2 de diciembre de 2009

El taladro

Estoy hecha una máquina. Casi no tengo colgantes en las paredes porque taladrar la pared me parecía un imposible. Antes de que mi padre perdiese la razón, quería colgar un cuadro a punto de cruz que había hecho, y en ese momento aproveché para aprender la teoría. El primer ahujero, lo hize con él delante ... tuvo que acabarlo él. Acabé más cuadros en punto de cruz y ... si quería colgarlos sólo tenía dos opciones: o llamaba a alguien, o me enfrentaba con el taladro. Me hablaron del cuelgafácil, y pensé que era mi salvación. Me fui a la feretería y me vine con mi paquete de cuelgafácil para casa feliz de la vida porque pensaba que mi problema estaba resuelto ... nada más lejos de la realidad, el cuelgafácil es una auténtica mierda. Así que, decidí enfrentarme al taladro. Sudaba a chorros sólo con el miedo que me daba pero, me dije, ánimo y al toro, si otras pueden, yo puedo. Y pude. Ese día colgue dos cuadros de punto de cruz y una lámina que había encuadernado de los girasoles de Van Gogh. Y ahora, estoy hecha una máquina, hoy subí un cuadro que había quedado un poco bajo al colocar un mueble-zapatero que monté, y decidí quedarme el taladro como herencia anticipada. El mueble, lo transporté y monté entre ayer y hoy. Ayer cuando llegué a casa, y ví todos aquellos tornillos pensé "esto es una locura, no lo voy a conseguir" pero, al final, el mueble quedó montadito. Los niños juegan con mecanos y las niñas con muñecas, por eso pienso que de entrada, lo primero que te entra es un ataque de pánico. Menos mal que entre los juguetes de las niñas, los puzzles están socialmente bien vistos y, si lo piensas, un mueble desmontado con un montón de tornillos, no es más que un puzzle que tienes que descifrar. Siguiendo con el tema del taladro, y una vez perdido el miedo, hoy me compré tres colgadores, con dos ahujeros cada uno, o sea, que mañana me toca ... taladrar. Y tengo otro cuadro a punto de cruz casi terminado que, una vez enmarcado supondrá una nueva cita con mi amigo que tanto pánico me daba ... el taladro.

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