viernes, 4 de diciembre de 2009

Xosé Manuel Budiño

Cuando llegué al centro, ví que en la Puerta del Sol había un escenario montado. Me dijeron que a las 8 empezaban pero no pregunté quienes eran. Me sonaba haber leído en el Faro algo de unos cantautores y me parció que podía ser un tocho. Me fui a hacer unos recados y, cuando acabé me acerqué hasta allí. De lejos sonaba una gaita, y ¡qué bien sonaba!. Pensé... un grupo nuevo, parecen buenos. Estuve viéndolos un rato, de cerca, de más lejos ..., los audiovisuales estaban muy bien, el sonido era limpio. Pensé, ¡cómo se esmeró el Ayuntamiento de esta vez con el sonido!. Había viejos, y viejas en primera fila bailando con el sonido de la gaita. Había una niña, que debía de ir a baile oriental, porque todo lo bailaba como si fuese música árabe. Estuve un rato mirando para un pijita que tenía a un perro negro en el colo, como si fuese una criatura, enseñándole el escenario, sin querer darse cuenta de que el pobre estaba acojonado con tanto barullo y tanto sonido agudo, como pude ver claramente cuando lo puso en el suelo con el rabo totalmente metido entre las piernas. Ví a un tipo con pinta de borracho vendiendo discos y, aproveché para preguntarle quienes eran. Era Xosé Manuel Budiño. Por supuesto, el CD acabó en mi bolsa. Está claro que la gente, cuando es buena, es buena.

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