lunes, 30 de agosto de 2010

Alto riesgo, alta rentabilidad

Es una máxima de economía que recordé hoy. Y lo recordé, no por nada que tenga que ver con la economía, sino con vivencias. Y es que, es verdad, si te arriesgas a vivir determinadas historias en la vida, puedes llevarte una gran satisfacción o un gran palo. Conozco las dos caras de la moneda. Las viví en mis viajes, cuando me apunté a grupos yendo en solitario, que fueron varias veces. No deja de ser una aventura. Y puedes volver con un montonazo de contactos, o con un rebote que te cagas. El peor de mis viajes fue cuando me fui a Pirineos, tuve la mala suerte de encontrarme con un grupo pésimo, impensable. Dicen que a todo hay quien gane pero en este caso ... se llevan la palma. El mejor, en cuanto el grupo como tal, por supuesto, Dinamarca. El más educado y distante el de Oscos, el más insoportable el de vela por Arosa con Carlos. Con el que más me reí, con el de vela por Arosa de Santiago. El más pijo el de vela por las rías con Jose. El más grandes contactos y paisajes maravillosos, el de Noruega. El más del Inserso y ¿qué coño pinto yo aquí? el de Fátima. La verdad, me estoy dando cuenta de que viajé más veces sola de las que pensaba. Sola en absoluto: nunca salió bien, ni Granada, ni Avila, ni Santander. ¿Qué pasará este año? ¿Con qué y con quién me voy a encontrar?

sábado, 28 de agosto de 2010

You don't bring me flowers

Que se mueran las feas

La verdad es que siempre fue igual, siempre se repitió el mismo patrón. Lo que nadie puede decir es que no lo haya intentado. Cuando tenía 15 años me enamoré locamente. Yo cantaba en un coro parroquial y un día, llegó un guitarrista y sólo verlo, el corazón me dió un vuelco. Yo pensé, es que soy demasiado joven para él y decidí amarlo en secreto. Por aquella época, empezaron los guateques del Instituto y yo, iba cada domingo con una amiga. A mi amiga, la sacaban constatemente a bailar, pero a mí, sólo me sacó a bailar un chico en toda aquella temporada, que no fue corta, por cierto. Fue el único que me sacó a baiar en toda mi vida y recuerdo perfectamente la canción, era "You don't bring me flowers" de Barbara Streisand y Neil Diamont. A los 17 me uní a una pandilla un poco "pija". Eramos tres amigas, ellas dos ligaban cada vez que saliamos, yo nunca. Y pensé que el problema era que eran demasiado pijerío. Entonces probé entre los progres y allí conseguí ligar con dos a la vez; bueno, el problema es que si uno estaba loco y se metía de todo el otro estaba más y se metía todavía más pero lo disimulaba muy bien. Por supuesto, me enamoré locamente del peor de los dos, supongo que era el mejor comercial. Y fui muy feliz, aunque en realidad todo estaba basado sólo en un engaño. Después de 8 años, me echó de su vida a patadas. Y me lo pasé putas pero, volví a intentarlo otra vez. Busqué una nueva pandilla y otra vez se repetía el mismo patrón: ellas ligaban y yo no. Entonces, probé en internet y me fue peor todavía: hablaban de belleza interior pero, todos querían foto. Cuando por fin accedía a tener una cita con alguno, veía reflejado el desprecio en su cara cada vez que me miraban. Unos eran más educados y lo disimulaban mejor, otros no dudaban en manifestar su opinión. Seguí intentandolo y esta vez en desgüaces y tampoco me fue bien que digamos. Ligué con un impotente que me hizo responsable de sus problemas de erección. Ahora, ya estoy cansada de intentarlo, es lo que me tocó vivir y hay que joderse. Vaya, precisamente en el cyber en el que estoy, hay un cartel de la película "que se mueran los feos", una mierda de película por cierto, que cuenta una fantasía imposible de creer porque una mujer fea, está condenada, más pronto o más tarde a la soledad. Porque los amigos están bien pero, son amigos y cuando realmente te sientes sola es cuando estás sin pareja para compartir tu vida.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Relaciones cibernéticas

Hace un par de días que mi cyber decidió cortar relaciones de forma radical. Vale, me parece bien. Lo bueno que tienen las relaciones cybernéticas es que en ellas, todo es más light. La verdad es que, aparte del lógico rebote inicial que te pillas por el desplante, me alegro un montón. En realidad, es algo que debí de haber hecho hace muchos meses, pero, por aquello de no saber cómo, vas dejando ahí y ultimamente, me estaba volviendo un poco loca. Es un tío que no me interesa lo más mínimo, yo creo que ni como amigo. Tiene unos cambios de humor inexplicables, bebe como un camello, fuma porros a todas horas y tiene un ego tan grande, que parece que en este mundo solo existe él. Lo que viene a ser una joyita, vamos. Además, la relación que manteníamos era muy extraña, yo sólo podía hablar cuando me estaba permitido y tenía que decir lo que le gustase, todo lo que saliese de esos límites, era considerado una ofensa. Supongo que eso precisamente, era lo que me tenía enganchada para no tomar la iniciativa de madarlo al carajo antes. Y, ahora, me siento increiblemente aliviada. Bueno, las relaciones son complicadas.