lunes, 30 de agosto de 2010

Alto riesgo, alta rentabilidad

Es una máxima de economía que recordé hoy. Y lo recordé, no por nada que tenga que ver con la economía, sino con vivencias. Y es que, es verdad, si te arriesgas a vivir determinadas historias en la vida, puedes llevarte una gran satisfacción o un gran palo. Conozco las dos caras de la moneda. Las viví en mis viajes, cuando me apunté a grupos yendo en solitario, que fueron varias veces. No deja de ser una aventura. Y puedes volver con un montonazo de contactos, o con un rebote que te cagas. El peor de mis viajes fue cuando me fui a Pirineos, tuve la mala suerte de encontrarme con un grupo pésimo, impensable. Dicen que a todo hay quien gane pero en este caso ... se llevan la palma. El mejor, en cuanto el grupo como tal, por supuesto, Dinamarca. El más educado y distante el de Oscos, el más insoportable el de vela por Arosa con Carlos. Con el que más me reí, con el de vela por Arosa de Santiago. El más pijo el de vela por las rías con Jose. El más grandes contactos y paisajes maravillosos, el de Noruega. El más del Inserso y ¿qué coño pinto yo aquí? el de Fátima. La verdad, me estoy dando cuenta de que viajé más veces sola de las que pensaba. Sola en absoluto: nunca salió bien, ni Granada, ni Avila, ni Santander. ¿Qué pasará este año? ¿Con qué y con quién me voy a encontrar?

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