martes, 23 de noviembre de 2010

Debería odiarte, y sin embargo ...

Debería odiarte, pero sin embargo ... En dos días, dos personas diferentes me hablaron de tí y ... se me encogió el corazón. Yo sé que no puedo contarselo a mis amigos, porque sé que es una locura... es mi gran secreto: todos los días me despierto pensando en tí, siempre hay algo de aquella época tan terrible que se repite en mi mente una y otra vez. Y todos los días repito tu nombre varias veces, preguntándome ¿por qué? Te llamo pero, por supuesto, nunca estás. Pasaron 20 años, no debería de ser así pero, lo es. No quiero hablarte, no quiero verte, sé que en realidad no quiero nada contigo, ni tan siquiera podría pero, no puedo quitar de mi mente las escenas del adiós. ¿Recuerdas? Cuando te fuiste, yo estaba rota de dolor tirada en el sillón. Lloraba, me dolía todo. Antes de irte, me miraste, te reiste y me preguntaste: ¿qué pasa? ¿es que te robaron el novio? En fin ... sólo por eso debería odiarte. O igual si que te odio pero no reconozco el sentimiento como tal, no lo sé. Me gustaría ser invisible para poder verte sin ser vista, quizás sólo por buscar una explicación desde la distancia. Si pretendías dejarme jodida para toda la vida, puedo asegurarte que lo conseguiste con creces. Hace demasiado tiempo que eres mi dolor. Aunque, puedes tener claro que siempre lo negaré. No me sirve una excusa de locura, porque sabías perfectamente el daño que me hacías y, parecías disfrutar como un sádico con mi dolor. Ya ves, no sé si debería odiarte pero lo que si sé es que debería olvidarte.

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