viernes, 9 de septiembre de 2011

Era sólo sexo

De alguna manera tendré que olvidarte, aunque me vaya la vida en ello. Es muy díficil de reconocer que, en algún momento de tu vida te enamoraste de la persona equivocada. Es algo díficil de controlar porque, nunca sabes si una persona es la adecuada o no lo es. Es como jugar a la lotería aunque, a tí te parece que nunca vas a perder. Tú crees que sois muy felices pero, un día, de repente, sucede lo inesperado. Y te niegas a reconocer que en realidad, estabas simplemente inmersa en una relación que se limitaba única y exclusivamente a lo sexual. Dónde pensabas que tenías un amigo, tenías simplemente un machaca. Cómo si fueses un objeto cualquiera, tu machaca te tira a la basura y empieza a odiarte. Así, sin más. Y empiezas a sentirte una mierda. Y cuanto más mierda te sientes, más mierda te hace sentir él, porque empieza a humillarte. Pero no reconoces la humillación como tal. Y lo perdonas, y piensas, "a ver si mañana ...", pero mañana vuelve a ser peor todavía, y vuelve a humillarte, y vuelves a perdonar. Y así, sin saberlo empiezas a convertirte en una mujer maltratada. Escapas de tu cárcel y, para colmo, te sientes culpable. Sientes miedo, pánico, angustia, empiezan las pesadillas. Y las pesadillas se repiten una vez, y otra, y otra. Lees sobre el tema, buscas documentación y el problema se aligera pero sigue estando ahí. Entonces haces todo lo posible para no pensar en nada de "aquello" y notas que un nudo empieza a aprisionar tu garganta de forma insistente. Coges un mp3, pones música y el nudo parece que empieza a deshacerse. Pero, pasa lo inesperado, alguien te habla de él y, te das cuenta de que en realidad, todavía hay un hilo imaginario que te une (de forma unilateral) a él y empiezas a sufrir de nuevo. Y ya casi no te queda nada más que hacer para olvidarlo porque ya probaste de todo. Como último recurso, contactas con él, esperando que te invite a tomar tranquilamente un café, en el que podaís charlar un rato relajadamente y cerrar el tema. Pero en lugar de eso, te rechaza una y otra vez y te das cuenta de que, los únicos sentimientos que despiertas en él son los de odio, rechazo: eres un demonio para él y notas como te culpabiliza por no haber soportado sus desmanes. Es normal, cuando te cansas de jugar con una muñeca, la abandonas y se va a la basura. Seguiré luchando hasta conseguir olvidarlo definitivamente, aunque me vaya la vida en ello, no quiero seguir viviendo con esta angustia.