sábado, 7 de enero de 2012

jueves, 5 de enero de 2012

Yo no me llamo Javier

En una de estas tardes locas y solitarias contacté en un chat con un tío que, a las primeras lineas parecía simpático, o quizás eran las ganas que tenía yo de encontrar a alguién así. El caso es que, casi nunca lo hago -sobretodo después de charlar tan poco- pero, se me dió por quedar con él. Y quedamos para hoy. Yo no le dí mi teléfono pero, él si que me dió el suyo y, le dije que si no iba lo llamaba.

Estuve toda la semana dudando si ir, si no ir, si avisarlo, si dejarlo plantado... hasta hoy. Por la tarde, empezé a escribirle un mensaje pero, no llegué a enviarlo. Si lo hubiese hecho, él tendría mi teléfono, y preferí darle plantón. Pero, al acercase la hora en la que habíamos quedado, me empezó a picar la curiosidad por un lado, y por el otro no me sentía muy bien por ser tan cabrona, a pesar de que yo no conocía al tipo de nada en absoluto y no me iba a encontrar jamás.

El caso es que a la hora convenida, me acerqué al lugar en el que habíamos quedado. Primero, hice una pasada con el coche y lo ví. Aparqué y pasé andando de lejos, el tipo seguía allí. Iba a venirme para casa pero, en el último momento decidí acudir a la cita. Cuando estuve a su altura, me vió y me dijo: "Yo no me llamo Javier". Sentí alivio: no me gustaba ni un poco.