lunes, 16 de julio de 2012

Viaje a Neptuno



Hace tiempo que me apetecía ver los fuegos de Bouzas desde otra perspectiva así que, este año me decidí a verlos desde el mar.  Como no tengo barco, tuve que apuntarme a la excursión que organizaba una de las navieras que cruzan la ría de forma regular.  Salí de casa, me dirigí al garaje, puse la llave en el contacto y ...  el coche no quería arrancar.  Pruebo una segunda vez y ... la cosa que no va ....  A la tercera, consigo que arranque.  ¡Mierda, la batería! pienso.  Me lo llevo hasta el puerto y aparco en un lugar de carga y descarga en laborables.  Era domingo, por lo tanto, allí quedaba bien.  Pero, cuando voy ya camino del pantalán, empiezo a pensar que si al volver no me arraca y se tiene que quedar allí, voy a tener un problema así que, vuelvo a donde había aparcado y me busco un lugar más lejano pero menos "problemático".  Y regreso al puerto, esta vez corriendo porque se me hace tarde.  Me pongo a la cola, y espero a poder embarcar.  A bordo, la música estaba a tope y la gente bailaba en cubierta.  Entonces anunciaron que el catering estaba preparado y que podíamos bajar y, todo el mundo rapidamente se fue para abajo.   La tortilla y la empanada estaban distribuídas por las mesas y la gente se agolpaba alrededor de la barra y mientras, se perdían lo bonito del paseo: la ría al anochecer.  En poco menos de media hora llegamos al destino.  Todo estaba lleno de barcos y todavía estaban llegando más, en algún momento pensé que en algunas de las maniobras de marcha atrás que dabamos para que el borneo no nos alejase del lugar elegido para fondear, ibamos a "tragarnos" a alguna de las chalanas que venían acercándose.  Y así, empezaron los fuegos y a bordo empezó a sonar música más enxebre. Me parecieron más pobres que otros años.  De vuelta, la gente seguía bailando dentro, sin prestar atención a lo que había en la ría, que estaba llena de luces rojas en movimiento de todos los barcos que volvían a puerto.  Es una experiencia diferente pero, los fuegos hay que verlos desde la playa de Bouzas para no perderse el espectáculo audiovisual que los acompaña y que es lo que lo hacen diferentes.  Cuando ví la fotos, en una de ellas me pareció ver dos lunas, como si hubiese viajado a Neptuno, que además, es el dios romano del mar.


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