sábado, 28 de abril de 2012

Mensaje en una botella

No sé muy bien que sentido tiene escribir mis pensamientos en un blog, sólo sé que lo hago. Es posible que simplemente sea como enviar un mensaje en una botella pero en lugar de lanzarlo al mar, dejarlo "flotando" en este curioso cyberespacio. ¿El motivo? No tengo ni idea, pero da igual. Quizás lo único que busco es que, de alguna manera quede una minúscula huella de mi paso por la tierra. Supongo que, en realidad a nadie le interesa lo más mínimo pero a mi me gusta contar lo que jamás contaría ni a un amigo. Cuando alguien me pregunta ¿qué tal? yo digo que muy bien. Es una gran mentira: no se puede estar muy bien estando tan sola pero, así no tengo que contar nada más. Cuando dices que muy bien, la gente se queda flasheada y ya no te pregunta nada más. Sin embargo, cuando dices que fatal, que muy mal, que mal, que tirando ... ya das pie a que te pregunten ¿por qué? En realidad les interesa un carajo pero preguntan por morbo. Y entonces empiezas a echar la llorera y se monta la de dios, te ponen cara de circunstancias y acabas más chunga de lo que estabas antes de encontrarte con esa persona. Por eso, hace mucho que descubrí que es más práctico fingir. Si alguien me pregunta como llevo mi soltería, yo digo que es la mejor forma de vivir, porque tienes toda la libertad del mundo y eso no hay dinero que lo pague. Es otra gran mentira, estar sola es una mierda. Tienes libertad si, pero, a veces no tienes ni idea de como utilizarla. En ocasiones, la soledad te corroe, te desgarra y te deja paralizada. Pero, no hay por qué reconocerlo. El que lo quiera saber, que lo experimente. Y por supuesto, lo que no quiero reconocer jamás ante nadie es el terrible dolor que todavía siento en alguna que otra ocasión por el abandono del hombre que me engañó durante más de cinco años y que fue algo que pasó hace más de dos décadas. Pero esto no es una mentira, es un secreto. Hace mucho que nadie me pregunta por el tema y, nadie me habla de él.

domingo, 22 de abril de 2012

La soledad

Aburrida de que mis amigos me digan siempre que no a todas mis propuestas, ahora soy yo la que rechazo las suyas. ¿Voy a aislarme cada vez más? Pues no lo sé, pero tampoco me importa: sentirse sola estando con gente es una sensación muy agobiante. Es como si no tuviese nada en común con mis amistades y, como si mi opinión no contase para nada. El caso es que, de tanto agobiarme de hacer siempre lo que otros quieren sin que les importe para nada mis deseos, mis gustos, mis propuestas le empezé a coger el gusto a salir sola. Y es algo que cada vez me gusta más. Hoy se fueron a ver el partido a un bar, lo cual era un plan que no me atraía lo más mínimo. La última vez que fui, fue un agobio: un bar lleno de viejos borrachos con la tele a toda pastilla donde lo único que podías hacer era prestar atención al maldito partido. Y, la verdad, no me resulta ni mínimamente divertido ver como unos tipos le dan patadas a un balón. Una de las pocas veces que quise ver un partido de futbol fue la final de los mundiales cuando ganó La Roja y, no me quedó más remedio que dar vueltas yo sola por mi ciudad porque las mismas amistades que hoy se partían el culo por ver el Madrid-Barcelona no quisieron verlo conmigo ni de coña. Así que, decidí salir sola e irme al cine, algo que suelo hacer cuando salgo sola. Por cierto, una película que me gustó mucho: "Intocable". Antes de entrar en el cine, se me dió por meterme en una hamburguesería. Pedí una hamburguesa de pollo que comí bien untada en ketchup y con un poco de mostaza y unas patatas fritas también bien rociadas de ketchup. Cuando estaba disfrutando mis patatas fritas y leyendo en el periódico los últimos cotilleos de los ligues de rey, o sea, estaba en la misma gloria, oigo que me llaman. Cuando me vuelvo, veo que es un amigo de mi pandilla de hace más de 20 años: ya me jodió la fiesta, al carajo las patatas y a sentarme con él y la mujer. Estaba deseando largarme, me resultó terriblemente incómodo. El me miraba con cara de poquer esperando que yo le contase de mi vida y lo que sabía del resto de la panda. ¿Y que coño voy a contar de mi vida si soy una miserable? A pesar de que él fue muy educado, amable y todo eso, yo sólo estaba deseando salir corriendo. Y es que, cuando salgo sola, no me gusta encontrarme a nadie, me gusta salir sola, sola con la única compañía de mi soledad.