martes, 15 de octubre de 2013

Medallas

Suelo salir a pasear todos los días, por aquello de la tensión y del colesterol. Alguna vez, me encuentro a alguien conocido con quien suelto una parrafada, pero tampoco es que yo sea muy charlatana. Hoy me encontré con una compañera de trabajo que lleva tres meses en mi sección, que empezó a hablarme de medallas y a quejarse de que ella había sido la que había hecho un trabajo y que un compañero era el que se atribuía el mérito. Y se quejaba del morro que tenía su compañero. Por cierto, yo sé un secreto de ese compañero y es que, entraba en los chats buscando mujeres para echar una canita al aire y ponerle los cuernos a su mujer. Y se quejaba del morro que tenía su compañero.  Seguimos paseando, seguimos hablando, y entonces, me saca otro tema, en el que estaba en juego mucha pasta porque un proveedor nos estaba tangando. Y me empieza a decir que gracias a ella se había descubierto todo el tomate, y que la empresa, y todos teníamos que agradecérselo porque si no fuera por ELLA ese proveedor nos seguiría robando en las facturas. Pero ¡vaya morro que tiene la tía! ¡¡¡ Es que fui precisamente yo la que lo descubrí !!! Yo ya estaba mosca y por una casualidad me enteré de que el tío era ludopata. Y a partir de ahí, empecé a revisarlo todo y a hacer todo el trabajo para que no nos sirviera ninguna mercancía más. Pero claro, como no me gusta atribuirme méritos, y como se trataba de un tema delicado, no le di publicidad y como nadie se había puesto la medalla, no dudó en ponérsela ella.  Lo de siempre ...