domingo, 5 de enero de 2014

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

        La verdad, no creo mucho en vosotros.  Cuando tenía solamente seis años, empecé a preguntar como podía ser que los Reyes estuviesen en todas partes a la vez.  Los veía en mi vieja televisión en blanco y negro y no me encajaba que estuviesen en Málaga, en Madrid y en Palma de Mallorca al mismo tiempo.  Y sigo sin creer mucho en vosotros por lo que, no sé porque os escribo esta carta.  Quizás surja de la desesperación, del desánimo, de ... no sé.  Sólo tengo un deseo, y no se trata de nada material. Tengo serios problemas para encontrar alegría en mi vida.  Estamos en Navidades, acabándose ya y, como todas las Navidades desde hace treinta años, mi madre no para de llorar porque tiene tres nietos que no la vienen a ver nunca, ni siquiera en estas fechas.  Eso si, el padre viene corriendo cuando necesita pasta para chuparle lo que puede de la mísera pensión que tiene. Tengo amigos, si pero no disfruto cuando estoy con ellos, lo único que deseo cuando estoy con mis amigos es que llegue la hora de largarme. Tampoco disfruto con ninguna actividad, no obtengo placer de casi nada, excepto cuando por casualidad entro en el cine y me encuentro con una buena película, o con el breve instante en el que en la radio ponen una canción que me gusta, o cuando una comida está apetitosa. Tengo una vida triste, muy triste y no tengo ninguna esperanza de que las cosas mejoren, ni tengo tampoco ninguna ilusión. Por eso recurro a vosotros, en los que en realidad no creo, pero que dicen que sois mágicos con una única petición: ¿Podrías devolverme la ilusión que me ROBARON hace tanto y tanto tiempo?

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