martes, 22 de julio de 2014

Cada día, un numerito

Esto es como el sorteo de la Once, cada día un numerito. Hoy, otro cristo con la gente que tengo allí en el sitio al que voy todas las mañanas, no los considero compañeros. Cuando no es uno, es otro, y siempre hay algo por lo que ponerse a berrear. Son todos contra mí, ahora resulta que no soy de fiar. Es como cuando en un grupo del Gran Hermano, entra alguien nuevo. Y, lo peor de todo es que me afecta, cuando debería de resbalarme. Estoy segura de que, mi traslado ya está solicitado, sin comerlo ni beberlo soy la oveja negra. Y la verdad, espero ansiosa ese momento.  Vale, que también podría solicitarlo yo pero, de momento, me interesa seguir allí hasta que amaine el temporal y para seguir aprendiendo cosas, aunque esté con una pandilla de insoportables maleducados. No puedo contarle a nadie que me gritan porque cuando lo hago, me culpan a mí por consentirlo. Es lo mismo que cuando te violan y te culpan a ti por andar de noche por la calle. En fin, tengo que conseguir de la manera que sea, que no me afecte todo esto porque, de lo contrario, voy a acabar en el hospital con un infarto.

jueves, 17 de julio de 2014

La Teniente O'Neil

Seguimos pasándolo mal en el trabajo. Nuevas broncas con la Teniente. Como no le gustan mis métodos de control de mi trabajo, se chivó al Poli Bueno. Todo sea dicho, el Poli Malo está de vacaciones. En realidad, era lo que yo preparé y lo que esperaba que hiciera para destaparla. Siento que gané la batalla, tengo que hacerme respetar, aunque sé que perderé la guerra. En esta situación tan surrealista, la que sobro soy yo. Sólo me puede salvar la protección de mis anteriores jefes, para los que en realidad soy una desconocida, o del departamento de personal, si es que esa supuesta protección existe tal y como me repiten con rabia una y otra vez esa gentuza con la que tengo que pasarme las mañanas y que se creen los reyes del mambo. El Poli Bueno, muy en su papel, me vino de buen rollito. Y con todo el morro del mundo, me dice que estoy en desventaja porque soy "la nueva". Le dije todo lo que me dio la gana y más, por lo menos alguien me oyó, que no piensen que nací ayer. Nunca antes, me había encontrado con unas faltas de respeto tan bestiales como las que me estoy encontrando. Ahora entiendo lo que decían mis compañeros que cambiaron de servicio antes que yo, aquello de "degradación profesional", "tirar mi dignidad por los suelos", "el ambiente es fundamental" y "nunca llegaré a adaptarme". Si yo tuviese 25 años menos, habría caído en la más terrible de las depresiones. Ahora, sólo me quita el sueño un par de noches. Teniente O'Neil, que sepas que aunque sé que perderé la guerra, e incluso me quede sin trabajo, me queda la satisfacción de haber ganado la batalla.