lunes, 26 de enero de 2015

Si hace falta parar, tendremos que parar

Al final tuve que hablar, conseguí expresar con palabras lo que sentía. Y eso, es algo que a veces es muy difícil. Aclararse y saber exactamente lo que sientes es tarea complicada. Y de lo que paso es de negarme a sentir lo que siento. Tengo la manía de cuestionarme siempre si tengo derecho a sentirme de una u otra manera, pero es un error que no puedo volver a cometer. La primera vez que recuerdo, fue con un pederasta cuando tenía 10 años. Mucho tiempo después me cuestionaba si tenía derecho a sentir celos. Más tarde, las dudas giraban en torno a si tenía derecho a sentirme mal cuando mi amigo gay me llevaba a los sitios de ambiente y desaparecía de repente sin decir ni mu y, por último mis dudas estaban relacionadas con esta extraña relación de motel, reducida exclusivamente a contactos sexuales y que, estaba empezando a producirme un fuerte e intenso sufrimiento. Tuve que hablar y, lo que me queda ahora es ser fuerte para no volver a caer en lo mismo. Sé que el no me va buscar, sobretodo después de haber hablado. De momento, es diplomático y lo mejor para mí es que la cosa se quede como está, porque de lo contrario sé que voy a oír lo que no quiero oir. Sé lo que piensa pero, es mejor no oirlo. Simplemente soy la única que le hace caso y me utiliza mientras que no encuentra otra cosa, así de fácil. Todos los rollos y explicaciones que pueda dar, son palabrería barata. En realidad lo dice todo muy clarito: contigo sólo quiero ir al motel. Tengo que cortar con esto como sea.

domingo, 25 de enero de 2015

El absurdo

Yo no entiendo nada. No sé si es una crisis relacionada con la edad, con cambios hormonales, con mis relaciones o con mis no-relaciones, con mi trabajo, con mi vida o que estoy como una auténtica cabra, tal vez esto último. El caso es que me siento mal, muy mal, estoy incluso de muy mala ostia. El viernes me fui al cine después de comerme una hamburguesa en un McDonalds. Esta temporada se me da por comer mierda, hace poco me pillé un entripado después de atiborrarme en un buffet chino y, hamburguesas ya llevo encima unas cuantas esta temporada. Al salir del cine, me fui a conducir por las aldeas y me encantó el paseo. Iba como flipada disfrutando de la visión del verde de las orillas de la carretera y del reflejo de los reflectores de los quitamiedos. En realidad, lo que no quería era volver a casa. Lo que tengo en casa no es plato de buen gusto, aunque en realidad sea algo que yo propuse. Todos son interrogatorios, críticas, conversaciones repetitivas, desprecios y ordenes. Todo ello a cambio de nada, y lo peor, es que yo lo consiento. El mayor beneficiario de todo esto es, en realidad un desconocido que se aprovecha todo lo que puede y, que si no se hace lo que él quiere, reacciona con una violencia desmesurada. Mientras conducía por las aldeas, por un breve momento tuve la sensación de que me estaba escapando hacia ninguna parte y sentí una necesidad enorme de escaparme, de irme lejos, de dejarlo todo y salir corriendo como la canción de Sabina, pisar el acelerador y largarme. Mi trabajo es una mierda, rehuyo de mis amistades porque no estoy a gusto con ellas , simplemente quedo a veces por quedar y busco la soledad a cada momento. Para colmo, tuve una extraña relación con un machaca que me resultó tormentosa de tanta racionalidad de quedar para ir al tema y adiós muy buenas, llegando a tener sentimientos contradictorios, mezclándose todo con mis recuerdos dolorosos, llegando incluso a sentir celos sin tener derecho, avergonzándome incluso por ello. Ya ni el sexo me satisface. Primero, era aquello de que un colega es un colega, que no me sirvió. Y ahora esto, de que un polvo es un polvo que tampoco me sirve. Debo reconocer que el machaca era más raro que un perro verde y eso también influye y que la relación o no-relación, según él, que proponía y a la que yo me preste a jugar en la desesperación de mi desasosiego era un tanto extraña y que acabó por sumirme en la más grande de las desazones. Culpa mía por querer probar de todo en busca de un poco de ... alegría? paz? tranquilidad? Felicidad, esa es la palabra y eso es lo que buscaba y lo que llevo buscando de forma desesperada desde hace mucho, mucho tiempo. En fin, no me queda más remedio que continuar en la cárcel de mi propia vida, sobreviviendo como pueda. Dicen que mientras hay vida, hay esperanza, aunque yo ya perdí la esperanza. Estoy llorando, es lo único que me queda, mis lágrimas ...

domingo, 11 de enero de 2015

Adiós Ramón, Parte III

Hubo otra vuelta maravillosa, llena de vicio. Pero ahora, si que se acabó de verdad, ya no me hace caso. Tenía que haber cortado antes, ahora ya estoy un poco fastidiada. Ahora, ya da igual que me ponga a tiro, ya no le intereso.  En realidad, a mi tampoco me atrae físicamente, ni tampoco sé que es lo que me atraía de él. Pero bueno, ahora es el fin de verdad. Una retirada a tiempo dicen que es una victoria, habrá que retirarse, pues. Es normal, para conquistarme a mí, tenía que tener algo raro. Y, realmente algo raro tiene. Después del día de Reyes que pasamos y de las noches de pasión que tuvimos, su reacción no es ni minimamente normal pero, todo se reduce a mi habilidad especial para liarme siempre con el más loco de la fiesta. Es lo que hay. Fin de la historia.