martes, 10 de noviembre de 2009

The Wall

Ayer, 9 de Noviembre, se celebró el veinteavo aniversario de la caída del muro de Berlín. Casi a la vez, tú ibas levantando el muro que nos separaría definitivamente. Hace 20 años, yo no entendía nada, todo era negro. Jurabas que me querías, decías que no tenías nada con "la otra", te dabas de cabezazos contra las paredes y no parabas de beber. Lo raro sería que entendiese algo en ese escenario subrealista. Hasta que tuve que tomar una decisión por los dos que no quería tomar, y cada uno siguió su camino. Entonces, empezaron las pesadillas, terribles pesadillas que se repetían una y otra vez: en unas, el mar subía hasta mi casa hasta casi ahogarme y me entraba lluvia a raudales por el tejado, en otras, una pandilla de macarras me asaltaba en mi casa mientras dormía y yo salía corriendo. Eran sueños vívidos, llenos de color, y cuando despertaba pensaba que todo era real, hasta el límite de confundir la pesadilla con la vida real. Con el paso de los años, muchos años, mi vida onírica fue cambiando, y en mis sueños te veía y hablaba contigo como si nada hubiese pasado. Ya ves, terribles pesadillas y terrores nocturnos, lo mismo que los supervivientes de la guerra de Vietnam, o que las mujeres violadas; uno de los principales síntomas de lo que se conoce como Trastorno de Estrés Postraumático. Y todo ello, según tú, en el nombre del amor ... Y, aún así, no pude evitar convertirme de alguna manera en una Penélope, porque tuviste la desfachatez de prometerme volver, aunque sabía perfectamente que si lo hicieras, me resultaría imposible. La última vez que te vi, lo primero que me vino a la mente, fue lo que Penélope le dijo a su viajante cuando regresó y vió que no era igual su cara ni su piel: no es a tí a quien yo espero. En cualquier caso, da igual, sé que nunca volverás.

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