domingo, 20 de mayo de 2012

Vilamor

Una película para no perderse. Desde de mi punto de vista, candidata a varias nominaciones a los Goyas. Yo le daría el Goya a mejor película, mejor guión y mejores interpretaciones de los actores principales y de algún que otro secundario. Los paisajes son alucinantes, como no podía ser de otra manera en estas montañas pre-ancares. Cuenta la historia de una comuna hippy que se estableció en Negueira de Muñiz en los años 70, poco después del final de la dictadura. Yo la ví sin doblar, en gallego, y eso le da más encanto todavía porque es un gallego no normativo, diverso, con jeadas, con seseos, con castellanismos, gallego de la calle de distintas zonas de esta Grandiosa Terra Meiga. En la película, reflejan todos los problemas con los que se encontraron los que se atrevieron a establecerse en la comuna. El primero de estos problemas fue el rechazo del pueblo, por supuesto con la Iglesia a la cabeza de estas críticas. Al fin y al cabo, no dejaban de ser unos degenerados que se bañaban desnudos y practicaban el amor libre. Como en todos los grupos humanos está el típico "iluminado", "el jefecillo", "el colgao" que busca experimentar con todo tipo de psicotrópicos, "la lerchona", "el currante", "los que le echan morro" ... Ante esta diversidad, y como pasa siempre en todos los grupos humanos, empiezan a tener problemas de convivencia y el grupo acaba dividiendóse en dos grupos diferentes. Al final de la película avanzan 20 años y, algunos de los primeros pobladores todavía siguen allí con sus hijos ya mayorcitos. Como me pareció un final demasiado bonito (es una película) me dediqué a buscar información en internet sobre la historia de la comuna. Sus fundadores, tuvieron primero un bar alternativo en Lugo y, estuvieron presos alguna que otra vez por algún que otro cartel que colocaron en el que no dejaban muy bien a Fraga. Se enteraron de que había unas casas abandonadas en Negueira de Muñiz, casas que sus propietarios tuvieron que dejar cuando construyeron en los años 50 el embalse de Grandas de Salime y allí se fueron. El acceso más rápido a las casas era atravesando el río con una lancha (tal y como refleja la película), el lugar no podía ser más bonito, en el medio de grandiosas montañas y los inviernos no podían ser más duros. Se regían por asambleas, cultivaban la tierra, criaban su ganado y practicaban el amor libre. Como idea era genial pero, el problema es que empezó a hacerse famosa y empezó a aparecer por allí todo tipo de personajes, abundando los personajes que no casaban con la filosofía del lugar pero que, encontraban una forma fácil de vivir aprovechandose de otros y de ligar con las chavalas. Empezó a entrar el caballo, se difundió su consumo y, muchos de los comuneros acabaron suicidándose, muriendo por sobredosis o ahogados. Cuentan los que lo vivieron que cuando alguno iba al médico y le diagnosticaban una enfermedad venerea, ya directamente les daban medicamentos para toda la comuna. Ninguno de los fundadores vive allí ahora, muchos son profesores o profesionales liberales, incluso algún comunero hoy en día es inspector de Hacienda. La comuna estuvo allí durante 7 u 8 años. Hoy en día, se mantiene un grupillo de gente que se retiró al campo y que, celebra cada mes un mercadillo para intercambiar productos. Tienen muy malas comunicaciones y los niños tienen que recorrer todos los días una hora de camino en autobús por una carretera de montaña para poder ir al colegio a Fonsagrada. Parece como si, estas ideas tan bonitas de la comunidad, autogestión, autoconsumo, amor libre ... sólo fuesen eso, ideas bonitas pero, contrarias a la naturaleza del ser humano. Pero era un sueño que teníamos muchos cuando se acabó la represión que a todos lo niveles supuso la dictadura.

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