viernes, 15 de junio de 2012

La playa

Me encanta pasear por la playa. No solía ir porque no tenía con quién pero, ahora prefiero ir sola. Si voy con amigas, si yo quiero ir por la orilla, ellas quieren ir por el paseo porque se llenan los pies de arena. Si yo quiero ir paseando, despacio, de repente se ponen a apurar porque acaban de decidir perder grasa. Si quiero recorrer toda la playa, cuando vamos por la mitad deciden que están cansadas y que es mejor volver. O sea, que si voy con alguien, siempre acabo igualmente sola. Hoy, me apetecía acercarme a la playa y, allá me fui. No hacía muy buen día, es más, amenazaba lluvia y hacía viento, pero yo fui igual. Al ser una playa urbana, siempre hay gente tanto por el paseo como por la orilla: los incondicionales. La marea estaba baja, con las rocas repletas de mejillones al descubierto, lo cual hizo el paseo más agradable. No es que hubiese mucha gente pero, era la suficiente para no sentirme perdida en la inmensidad de una playa desierta. Me crucé un par de veces con tres señores morenos luciendo pantorrilla. Estaban también un par de tíos corriendo, otros paseando por el agua con una muleta, un intelectual con gafas de sol y un libro en la mano caminando por la orilla ... Había nubes negras amenazantes y temí que se pusiese a llover en cualquier momento pero, aguantó. De regreso, ya quedaba poca gente: eran cerca de las 8:30 y ... empezaba el partido: Resultado final: España 4 - Irlanda 0.

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