domingo, 20 de diciembre de 2009

Cenas de Navidad

Como estamos en época navideña, hay que ir de cena con los amigos y con los compañeros de trabajo. Y recibes la llamada de gente que no te llama en todo el año y, de esa manera mantienes un hilo de contacto. Cuando te llaman los amigos o vas de cenilla con ellos disfrutas del momento pero, cuando se trata de comidas y cenas de trabajo ... ¡Menudo coñazo! El jueves ya fui a una, con unos poquitos de compañeros, en realidad sólo eramos tres. Y bien, estuve a gusto. El viernes tenía otra de todo el Area pero no me apunté. Fui el año pasado y el anterior y, si un año fue un coñazo, el siguiente fue peor. Más o menos sobre el miercoles, me llamó un amigo que tiene una empresilla para la que hize unos trabajillos hace algo así como 15 años, para invitarme a una fiestuqui que hacían el el local de su empresa. No es que me apeteciese demasiado porque no conocía a demasiada gente pero, allá me fui. Tenían vino, pinchos y música. Cuando entré ví a un tío que me sonaba de hace veinte años, vamos de antes de la guerra y me habló. Era el pincha, se dedica a pinchar por locales de mi ciudad. Recuerdo que hace años decían que era un tío raro porque él era un chorvi y salía con una vieja. Ironías de la vida, el mismo que lo decía, años después vivió con una vieja. La música era de lujo. Yo, me pegué a una esquina y allí me quedé. Como estaba al lado del vino, todos se acercaban por allí y de esa manera, pude tener algo de conversación con los pocos que conocía que venían a repostar. Y mientras estaba allí en mi esquina, pensaba en la aburrida cena de trabajo de la que me había librado y fantaseaba con las situaciones y las conversaciones que podían estar pasando en ese mismo momento y sentí una gran alegría por haber decidido no ir.

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