domingo, 16 de octubre de 2016

La llamada

El individuo en cuestión llamó para aclarar las cosas. Como era de esperar, le dió la vuelta a la tortilla, y quedamos en que fue un malentendido. Cómo me había comprometido a quedar con la pandilla, tuve que verle el careto, qué incómoda me sentí!  Sólo quería largarme de allí, quería que el tiempo pasase lo más rápido posible. Por supuesto, se escudó en que mi problema era lo que no me había hecho, no se podía esperar otra cosa de machoman. Lo estuve evitando toda la noche y, al final, me largué escopetada. Me da mucho asco y, sé que después de haberlo evitado toda la noche, conseguí deshacerme de él. Elaborará un discurso bien montado, dirá que soy una inmadura y una niña caprichosa y que yo lo único que quería era tener algo con él y que como no lo conseguí me agarré una rabieta y que, no entiende de dónde saqué esa idea peregrina porque no soy el estilo de tía con el que él tendría algo y que, además me lo estaba dejando muy clarito.  Porque él se cree magnánimo y grandioso, tiene un ego como un mundo. En fin, a partir de ahora, me dejará tranquila. Aunque me ponga a parir, lo importante es librarme de él de una vez. No lo quiero ni siquiera como amigo.

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