jueves, 8 de agosto de 2019

Duelo por la muerte de un ex

Fueron siete años  de mi vida los que compartí con él. Fui muy feliz, hasta que comenzaron los problemas y entonces pasé los peores nueve meses de mi existencia. La separación fue salvaje y lo pasé muy muy mal. De esto hace ya 30 años. Hace cinco días, vi su esquela en el periódico local y, por unos segundos, me quedé en shock. Luego sentí un temblor por todo mi cuerpo y se me cerró el estómago. Ese noche no pude dormir, estuve en vela hasta las seis de mañana. Al día siguiente me sentía fatal, no me parecía normal sentirme así, y empecé a llorar. Nadie debería de llorar dos veces por un mismo hombre. Seguí llorando tres días más y, cualquier cosa me traía su recuerdo: uno de los miles de sitios que habíamos recorrido de la ciudad, sentarme con amigos a comer una hamburguesa después del cine, en TODO había ALGO que me traía su recuerdo, y todo ello 30 años después. Empecé a pensar que me estaba volviendo loca, que lo que me estaba pasando no era normal, porque yo ya había llorado por ese hombre, aunque de forma diferente, todo hay que decirlo, porque ahora no había ira, ni tampoco había nada que pudiese hacer y, por supuesto la intensidad de mi dolor era muchísimo menor, sólo sentía una terrible tristeza aunque pensase que era algo absurdo sentirme así. Y también me pareció muy extraño que después de publicar la noticia de su fallecimiento entre amigos de esa época, me preguntasen como estaba. Pensaba que mi tristeza no iba a tener fin, y que tenía que salir de ese estado de la forma que fuese.  Y entonces, decidí investigar. Era muy prolífico en las redes sociales y, ahí, encontré mucho material. También revisé las pocas conversaciones que tuve con él hace 9 y 7 años, Y saqué conclusiones, algunas muy duras. Llevaba dos años enfermo, los tres últimos meses los peores, pienso que encamado. No sé de que murió, tampoco quiero saberlo, aunque lo intuyo pero, a quien me pregunta le digo que de cancer. Las conversaciones que tengo grabadas, me hicieron recordar lo que sentí en el momento en el que se produjeron.. Hace siete años incluso tomamos un café, y también recordé todo aquello. Y después de investigar, llegué a la conclusión de que ya no quería llorar más. Hoy ya pude sonreír. NADIE DEBERIA DE LLORAR DOS VECES POR EL MISMO HOMBRE, pero la mente funciona así, es injusto pero es lo que hay.

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